De lunes a viernes, entre las 19 y las 22.30, los hijos de Delia Acosta, que tiene 63 años y cinco nietos, saben que no pueden contar con ella. Ni trámites, ni mandados, ni pedidos de último momento, como que por favor vaya a buscar a alguno de sus nietos a un cumpleaños. Nada de nada. "No me gusta llegar tarde a la escuela ni faltar, menos ahora que estamos en la etapa de entrega de trabajos prácticos y presentaciones finales", dice la mujer, que en 2015 se anotó en el Centro de Educación Secundaria para Adultos (Cespa) N°8, en Corrientes, con el objetivo de terminar el secundario.