Desafiante, a los gritos, golpeando el estrado y mirando a la cara a los jueces. Con ironías y rodeada de sus exfuncionarios más fieles, Cristina Kirchner descalificó ayer al tribunal que la juzga y le advirtió, en una velada amenaza, que serán los magistrados quienes deban responder preguntas y no ella, quien se encuentra acusada de ser jefa de una asociación ilícita que benefició a Lázaro Báez con millonarios contratos de obra pública.